¿PLACER O PROCREACIÓN?

¿PARA QUÉ NOS FUE REGALADA LA SEXUALIDAD?

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A. Cortés

6/14/202410 min leer

corazón de rosas
corazón de rosas

Introducción

En los últimos años, la palabra "sexualidad" ha sido reducida a una mera expresión de poder y placer físico, desprovista de su conexión con el amor y el compromiso. Esta visión distorsionada ha erosionado el respeto por el matrimonio, tradicionalmente considerado la base de la unidad familiar. En la actualidad, se fomenta una cultura donde el disfrute sexual se busca sin ataduras emocionales ni responsabilidades, lo que ha generado un vacío en las relaciones humanas y una pérdida de significado en la intimidad. Como señala J. Alejandre:

El concepto de sexualidad ha sido víctima de una profunda distorsión y banalización, en gran parte debido al uso vulgar que se le ha dado en los medios de comunicación, la pornografía y la industria del entretenimiento. La proliferación de imágenes y mensajes que reducen la sexualidad a un mero acto físico, despojado de su dimensión emocional y espiritual, ha contribuido a esta degradación.

Asimismo, el auge de la liberación sexual masculina y femenina, y las nuevas legislaciones que reconocen la diversidad de orientaciones sexuales han generado un debate sobre la definición tradicional de sexualidad, que solía limitarse a la relación entre hombre y mujer. Si bien estos cambios sociales en términos de inclusión y reconocimiento de derechos pueden ser vistos positivamente, también han sido utilizados por algunos sectores para promover una visión de la sexualidad centrada en el placer individual y el consumo, desvinculándola de valores como el amor, el compromiso y la responsabilidad.

En este artículo, exploraremos la sexualidad desde una perspectiva integral, comenzando por sus raíces bíblicas y su evolución hasta la definición actual. Analizaremos su papel crucial en la relación conyugal, desvelando las enseñanzas de diversos autores sobre su función en el matrimonio. Finalmente, profundizaremos en la relevancia de los consejos bíblicos para fomentar una sexualidad sana y plena en la pareja, y cómo esta influye positivamente en la sociedad.

La Biblia: la sexualidad, dada a todos; privilegio para pocos.

En la narrativa del Antiguo Testamento, encontramos diversas perspectivas sobre la sexualidad, reveladas en libros como Génesis, Levítico, Deuteronomio, Crónicas, Reyes, Rut y el Cantar de los Cantares, entre otros. Estos textos nos muestran que:

  1. La sexualidad es una parte natural y positiva de la vida humana. Está destinada a la procreación y la continuidad de la familia, como se evidencia en el mandato divino de "fructificad y multiplicaos" (Génesis 1:28). La sexualidad se celebra en el Cantar de los Cantares como una expresión de amor y deseo entre un hombre y una mujer.

  2. La sexualidad en el Antiguo Testamento estaba enmarcada en un contexto patriarcal. Los hombres tenían un mayor control sobre las relaciones sexuales y matrimoniales. Podían divorciarse de sus esposas por diversas razones (Deuteronomio 24) y, en algunos casos, tener múltiples esposas (Éxodo 21:10; Deuteronomio 17:17; 1 Reyes 11). Esta dinámica reflejaba la estructura social de la época, donde los hombres ocupaban una posición dominante.

Así, las perspectivas sobre la sexualidad en el Antiguo Testamento reflejan su contexto histórico y cultural, y se debería tener cuidado al dogmatizar sus enseñanzas en la actualidad. Pese a esto, el libro el Cantar de los Cantares, un poema bíblico que celebra el amor erótico y la belleza del deseo mutuo, refleja magistralmente la pasión romántica puede elevar las relaciones sexuales a su máxima expresión, ahí se “glorifica y celebra la belleza física, la atracción y el amor físico apasionado” (Morton, Kelsey, 1986: 102.).

En el Nuevo Testamento, encontramos referencias a la sexualidad tanto en las enseñanzas de Jesús como en las epístolas del apóstol Pablo, quien aborda el tema con mayor profundidad. En Mateo 5. 27, 28, 31, 32, Jesús habló acerca del adulterio y divorcio, y también sobre los pensamientos sexuales pecaminosos. El apóstol Pablo, por su parte, ofrece una perspectiva distinta sobre las relaciones sexuales. En sus escritos, el énfasis no recae tanto en la procreación, sino en el control de los impulsos carnales (1 Corintios 7:2, 9). Pablo considera el matrimonio como un marco adecuado para la expresión sexual, especialmente para aquellos que están quemándose de pasión (vers. 9NVI).

Es relevante también mencionar que fue a través de la influencia de Agustín de Hipona y su moral influenciada por el gnosticismo, que la Iglesia Católica adoptó una visión negativa de la sexualidad, considerándola incluso dentro del matrimonio como algo sucio y potencialmente pecaminoso que “podría fácilmente convertirse en pecado venial... pecado mortal”. (Íbid).

La sexualidad y la pluralidad del hoy

La concepción tradicional de la sexualidad, arraigada en la religión y la moral, fue desafiada y transformada por el advenimiento de la sexología. Esta nueva disciplina científica reemplazó la categoría religiosa del pecado por conceptos médicos como enfermedad, trastorno mental y depravación, alterando radicalmente el significado social del sexo.

Autores como Zapiain argumentan que, en nuestro complejo mundo actual, es imposible definir la sexualidad humana desde una única perspectiva. vivimos ante “una realidad pluridimensional (Zapiain, 2014: 24), donde cada disciplina (arte, ciencia, filosofía) y cada grupo social (incluyendo movimientos y organizaciones religiosas) aborda la sexualidad desde ángulos diversos y a veces contradictorios.

A pesar de esta complejidad, las definiciones más básicas de sexualidad suelen centrarse en la distinción biológica entre macho y hembra (Morton T. Keysey, 7). Es decir, la capacidad innata del individuo para relacionarse y manifestarse como masculino o femenino (Alejandre, 27). El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define este concepto como el conjunto de actividades y comportamientos relacionados con el placer sexual. (DRAE (© 2005-2016).

En una definición más completa, Campbell describe la sexualidad como un proceso holístico que integra aspectos emocionales, físicos, intelectuales y sociales, de manera que enriquece y fortalece la autoestima y la personalidad del individuo: “Comprende intimidad, romance, sensualidad, erotismo y relaciones... contribuye a la calidad de vida y al sentido bienestar del individuo”. (Campbell, Peterson, 8)

La sexualidad: ¿solo para los impulsos sexuales?

En este sentido, la sexualidad se fundamenta en la capacidad de relación que poseemos como hombres y mujeres. Alejandre destaca que la masculinidad y la feminidad son atributos esenciales que desempeñan un papel crucial en el matrimonio... “la masculinidad y feminidad han debido alcanzar cotas altas de madurez psico-social para contribuir decisivamente a la formación del matrimonio”. (Alejandre, 28.) De este modo, matrimonio y sexualidad se entrelazan íntimamente. Por un lado, la sexualidad dentro del matrimonio se convierte en el canal natural para la procreación y la crianza de los hijos, asegurando la continuidad de la familia y la sociedad. Y por el otro, ayuda a “canalizar legítimamente los impulsos sexuales”. (12 Morton T. Keysey, 118).

No obstante, la relación sexual va más allá del deseo sexual, la excitación y el orgasmo, (Zapiain, 250.) o del simple uso de los genitales, reduciéndola a un mero asunto de placer o a un proceso reproductivo. Como se ha explorado previamente, la sexualidad es una dimensión multifacética del ser humano, que abarca aspectos emocionales, físicos, intelectuales, sociales y espirituales. Dicho de otro modo, las caricias, las bromas, los besos y las palabras de afecto, esos pequeños gestos que parecen insignificantes en el día a día, se convierten en experiencias sensoriales que expresan el amor y fortalecen el vínculo conyugal (Alejandre, 47, 50.). Son estas sutilezas las que nutren y hacen florecer la relación, creando un espacio de intimidad y complicidad. “Los afectos permiten la resonancia del amor en el cuerpo” (Íbid).

La sexualidad: debe recibir alimento a tiempo

Cuanto más profunda sea la conexión emocional y afectiva entre los cónyuges, más enriquecedora y dinámica será su experiencia sexual. En palabras de Khurana: “una buena relación sexual tiene mucho que ver con las cosas que la pareja hace fuera de la cama” (Khurana, Joshi, 2017).

La satisfacción sexual y el grado de disfrute de las relaciones sexuales, es el resultado de componentes como la comunicación afectiva, tiempo que pasan juntos, satisfacción sexual, resolución de problemas, roles, etc. “Dos personas casadas necesitan modificarse a sí mismos según el uno al otro en términos de capacidades ‘sensoriales, motoras, emocionales e intelectuales’”. (Íbid).

Por otro lado, en un estudio reciente que se hizo con varias parejas para descubrir el grado de satisfacción marital que había en ellos, se descubrió que una vida de sexo satisfactoria y un clima interpersonal cálido parece importar más que lo que hace una gran frecuencia en relaciones sexuales. (Schoenfeld, Timothy, Et all, 2017). En definitiva, la satisfacción en las relaciones sexuales es un pilar fundamental para la felicidad conyugal, como bien señala Morfa (Morfa, 159).

Es importante aclarar que el sexo no es la solución mágica para todos los problemas de pareja, ni tampoco la causa de todos ellos. Sin embargo, existe una relación bidireccional entre la sexualidad y la dinámica de la pareja: los problemas sexuales pueden afectar negativamente la relación, y a su vez, los conflictos en la relación pueden manifestarse en la intimidad sexual. Esta interconexión puede tener repercusiones en otros aspectos del matrimonio, generando un círculo vicioso que es importante abordar de manera integral.

Los sentimientos de culpa sexual, que interfieren en la experiencia sexual, pueden ser considerados problemas sexuales. La negación o represión de la sexualidad puede desencadenar una serie de trastornos psicológicos y físicos, como señalan Zapiain y Kelsey (Zapiain, 43; Kelsey, 117). Como bien apunta Morfa: "Muchos de los problemas sexuales son una indicación de dificultades respecto a la intimidad... Hablar de intimidad es hablar de amor, de emoción, de compartir. (23 Morfa, 89).

La intimidad sexual no es relación sexual

El acto sexual en sí mismo no garantiza la intimidad. Sin embargo, cuando la conducta sexual trasciende lo meramente físico y se convierte en una entrega mutua, en un espacio de cercanía, placer compartido y exploración de fantasías eróticas, entonces la sexualidad se transforma en una experiencia verdaderamente íntima. “Es necesario compartirme, darme yo en ese encuentro y compartir mis sentimientos para que a través de la conducta sexual pueda haber intimidad” (Íbid 89).

La teoría triangular del amor de Sternberg enriquece el concepto de intimidad al añadir dos componentes esenciales: la pasión y el compromiso. Según esta teoría, una relación exitosa y un amor duradero se construyen sobre estos tres pilares interconectados. La intimidad, la pasión y el compromiso deben estar presentes en equilibrio para alcanzar el amor consumado, la forma más plena y satisfactoria de amor romántico (Panayiotou, 108-117).

Conclusión

Si bien algunos autores contemporáneos tienden a reducir la sexualidad a su dimensión genital o a desligarla de la tradición judeocristiana, numerosos expertos reconocen la persistente influencia de los principios bíblicos en la construcción de relaciones de pareja plenas y satisfactorias. En consecuencia, para que un matrimonio florezca y alcance la unidad que Dios diseñó desde el principio, es esencial desterrar el egoísmo y abrazar la entrega mutua, convirtiéndose en "una sola carne" (Génesis 2:24).

El ideal divino establece un marco en el que la pareja puede alcanzar su máximo potencial de realización. En este sentido, los valores espirituales desempeñan un papel crucial en el matrimonio. Estudios recientes revelan que las parejas que viven en consonancia con sus convicciones religiosas tienden a ser más empáticas, responsables y perceptivas, lo que se traduce en una mayor satisfacción en sus relaciones (Khurana, Joshi: 2017). D. Hawkings, dice: “La fuerza del ego tiene tal poder que solo puede ser vencida con el poder espiritual” (Hawkins, 2014: 9).

Wheat, por su parte, habla del matrimonio como el ‘pequeño reino privado’ en donde “usted y su cónyuge moran con Cristo”, [en donde el] “acto del amor [es] parte central de la vida” (Wheat, 1980: 208). Elena de White, también ve algo similar cuando dice que “círculo sagrado que no debe romperse. Nadie tiene derecho a entrar en este círculo”. (White. 1999: 279).

Dado que la sexualidad está estrechamente vinculada a la afectividad, la capacidad de amar y la habilidad para relacionarse con los demás, es primordial recordar que: “los corazones afectuosos, las palabras veraces y llenas de amor producirán familias felices" (White,1999: 548). Cristo también ha venido para que haya matrimonios rebosantes de amor, con una sexualidad sana y llena de vigor, y para que también tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn. 10:10).

Fuentes:
  1. Todas las referencias son tomadas de la Biblia Reina Valera 1960.

  2. Jesús Alejandre. 25 lecciones sobre convivencia matrimonial (Santander, Spain: Sal Terrae, 1980). 89).

  3. Morton T. Kelsey, and Barbara Kelsey. Sacrament of Sexuality. (Warwick, N.Y: Amity House, 1986),102.)

  4. Véronique Mottier. Sexuality : A Very Short Introduction. (Oxford: Oxford University Press, 2008.)

  5. Javier Zapiain. Psicología de la sexualidad (Madrid: Larousse - Alianza Editorial, 2014), 24).

  6. Diccionario de la Real Academia Española (© 2005-2016 Apple Inc.), “Sexualidad”.)

  7. Whitney Campbell and Nicholas E. Peterson. Handbook on Sexuality: Perspectives, Issues and Role in Society. New York, N.Y.: Nova Science Publishers, Inc, 2012. eBook Academic Collection (EBSCOhost), EBSCOhost (accessed June 20, 2017), 8.).

  8. Kamal Khurana and Aneeta Joshi. ("Marital Satisfaction and Spiritual Personality: A Relational Overview." Global Journal Of Enterprise Information System 9, no. 1: 29-35. Computers & Applied Sciences Complete, EBSCOhost-accessed June 21, 2017), ?).

  9. Elizabeth A Schoenfeld, Timothy J Loving, Mark T Pope, Ted L Huston, and Aleksandar Štulhofer. "Does Sex Really Matter? Examining the Connections Between Spouses' Nonsexual Behaviors, Sexual Frequency, Sexual Satisfaction, and Marital Satisfaction." (Archives Of Sexual Behavior 46, no. 2: 489-501. Academic Search Complete, EBSCOhost (accessed June 22, 2017). ?)

  10. Georgia Panayiotou. Love, commitment, and response to conflict among Cypriot dating couples: Two models, one relationship (International Journal Of Psychology 40, no. 2: 108-117. Psychology and Behavioral Sciences Collection, EBSCOhost- accessed June 20, 2017), 109.)

  11. David R. Hawkins. I: reality and subjectivity (Australia: Hay House, 2014), 9.)

  12. Ed Wheat and Gaye Wheat. El placer sexual: ordenado por Dios ; un manual completo para la pareja cristiana (Puerto Rico: Editorial Betania, 1980), 208, 2010.)

  13. Elena White. El Ministerio de Curación (Michigan: Pacific Press Asociation, 1999), 279).

  14. Elena White. Testimonies for the Church IV (Michigan: Pacific Press Asociation, 1999), 548.


“Existe una comercialización de los sexos, sobre todo del femenino, se aparta cada vez más de la ética sexual basada en la relación libre pero comprometida de los sexos. Existe un desbordamiento genital…” (Alejandre, 1980: 89).

pareja patriarcal
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<a href="https://www.freepik.es/foto-gratis/adorable-joven-mujer-lucha-almohadas_6653978.htm#fromVie
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manos entrelazadas
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La sexualidad dentro del matrimonio se convierte en el canal natural para la procreación y la crianza de los hijos, asegurando la continuidad de la familia y la sociedad. Y por el otro, ayuda a canalizar legítimamente los impulsos sexuales.

Las definiciones más básicas de sexualidad suelen centrarse en la distinción biológica entre macho y hembra... Es decir, la capacidad innata del individuo para relacionarse y manifestarse como masculino o femenino.

"Una buena relación sexual tiene mucho que ver con las cosas que la pareja hace fuera de la cama"

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