¿Papa Negro o el Señor Oscuro? Lo que hay tras bambalinas
El Papa Negro, cual mítico Saurón, un señor oscuro de naturaleza maligna y ambición desmedida por dominar Tierra Media, encarna en cierto modo la sombra de este enigmático personaje que a continuación desvelaré.
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A. C.R
5/8/20255 min leer


¿Acaso el mismo demonio, o tal vez la encarnación de la manipulación, urdida desde las tinieblas para someter al mundo? Este ser tétrico, de presencia estremecedora, resulta aterrador, y con razón. Su irrupción en la historia señala el preludio de un juicio final, desencadenando un torbellino de consecuencias: catástrofes sin precedentes, conflictos globales, crisis espirituales y el advenimiento de un nuevo orden mundial.
Inspirados por visiones apocalípticas, videntes como San Malaquías (siglo XII), Baba Vanga (siglo XX) y otros profetas han predicho la irrupción de este ente maligno en el escenario mundial. Se dice que este espíritu infernal desataría una conmoción universal, estremeciendo los cimientos de la humanidad. Entre las profecías más célebres destaca la del astrólogo y médico francés del siglo XVI, Michel de Nostredame, conocido como Nostradamus, cuyas visiones han perdurado en el imaginario colectivo.
Con un estilo críptico y simbólico, Nostradamus capturó la imaginación de muchos con sus visiones. En su obra Les Propheties, plasmó versos enigmáticos que han alimentado teorías conspirativas y la cultura popular, incluyendo alusiones a la destrucción de las Torres Gemelas y otros.
Entre los versos de Les Propheties, destaca una cuarteta que, con su tono enigmático, ha sido asociada por algunos al mito del Papa negro:
“De l’homme noir sera engendré un blanc,
Qui en seigneur viendra trop tardé,
De nation sera né trop vaillant,
A son lever par mer sera hanté.”
En español:
“De un hombre negro será engendrado
un blanco, Que un señor llegará demasiado
tarde, De nación nacerá muy valeroso,
Al levantarse por el mar será acosado.”
(Centuria II, cuarteta 76. Les Propheties (1555).
Esta cuarteta ha desatado un sinfín de especulaciones. Algunos han vinculado al “Papa extranjero” con Juan Pablo II, de origen polaco; al “Papa viejo” con Benedicto XVI, elegido a los 78 años; y al “Papa Negro” con Francisco, jesuita, cuya orden es liderada por un superior conocido como el “Papa Negro” por el color de su sotana. Otra teoría apunta a que el próximo pontífice podría ser de origen africano, interpretando el término “negro” de manera literal, en alusión a su piel.
Mas si lo que buscamos es discernir si un ente maligno marcará el fin de los tiempos, desatando un infierno en la Tierra y anunciando una nueva era, entonces debemos arrugar esos escritos y arrojarlos a la basura, para acudir a la fuente suprema de toda profecía: la Biblia. En sus páginas se describe algo más que un mero ocultamiento: un reino de maldad, un poder gestado en las sombras que precede la venida de Cristo. El apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, lo retrata como el “hombre de pecado”, el inicuo, el hijo de perdición:
“Nadie os engañe de ninguna manera,
pues no vendrá sin que antes ocurra
la apostasía y se manifieste el hombre
de pecado, el hijo de perdición.”
(2 Tesalonicenses 2:3).
En verdad, la Biblia no habla tanto de un Papa Negro como de un poder engañoso, un dominio de falsedad que precederá el retorno de Cristo (Juan 14:3). En otras palabras, el surgimiento de esta fuerza será la señal de que la segunda venida está próxima. Sin embargo, su advenimiento traerá consigo la apostasía, un abandono masivo de la fe. ¿Qué significa la apostasía?
La apostasía (del griego apostasía: “alejamiento”, “rebelión”) describe un rechazo deliberado de Dios o de la fe verdadera, un abandono consciente de la verdad alguna vez aceptada. No es mera incredulidad, sino una rebelión espiritual, individual o colectiva, que se manifiesta en idolatría, fornicación espiritual (Jeremías 3:6-10), enseñanzas demoníacas (1 Timoteo 4:1) o desobediencia persistente (Hechos 21:21). Es la traición última contra la palabra divina, un desafío abierto a la voluntad de Dios.
Según el contexto bíblico, este poder oscuro ha estado obrando desde tiempos antiguos. El apóstol Pablo lo advierte en su segunda carta a los Tesalonicenses:
“Y ahora sabéis qué lo retiene,
para que se manifieste a su debido tiempo.
Porque el misterio de la iniquidad ya actúa;
solo espera a que sea removido
aquel que ahora lo detiene.”
(2 Tesalonicenses 2:6-7).
Este “misterio de la iniquidad” revela que el poder engañoso, aunque contenido por ahora, se gesta en las sombras, aguardando su momento para desatar el caos final.
¿Qué retenía este poder de maldad para que no se manifestara plenamente? ¿Un ángel poderoso, o acaso el propio Satanás, restringiendo su designio? En verdad, si este poder, opuesto a Dios, había de surgir tras la era apostólica, algunos lo vinculan al Imperio Romano, heredero del paganismo de Grecia, Babilonia y las falsas religiones del pasado.
Sin embargo, el Imperio Romano ya estaba presente en los días de los apóstoles, persiguiendo a la iglesia verdadera (Apocalipsis 13:7). La profecía de Pablo sugiere, más bien, que el “misterio de la iniquidad” estaba contenido por un poder político que lo mantenía a raya. Este freno desapareció con la caída del Imperio Romano, allanando el camino para la manifestación del mal.
Entonces, escribe Pablo, se revelará plenamente el inicuo:
“Y entonces se manifestará aquel inicuo,
a quien el Señor destruirá con el espíritu
de su boca y aniquilará con el resplandor
de su venida; inicuo cuyo advenimiento
es obra de Satanás, con gran poder,
señales y prodigios engañosos.”
(2 Tesalonicenses 2:8-9).
Con el colapso del Imperio Romano de Occidente en 476 d.C., un nuevo poder emergió en la escena, transformándose en una fuerza política y espiritual que reclamó supremacía sobre los gobernantes seculares. Este ascenso culminó en la consolidación de una… ¿Teocracia papal? Efectivamente. Una autoridad que fusionó el cetro y el altar en una sola mano.
¿Habla, entonces, la Biblia de un Papa Negro? Sí y no. No como un personaje enigmático de la imaginación popular, sino como un complejo sistema de engaño y maldad que opera en alianza con el anticristo y el diablo mismo. En 2 Tesalonicenses se describe como un poder profundamente engañoso:
Por esto Dios les envía un poder engañoso,
para que crean la mentira.”
(2 Tesalonicenses 2:11).
Y en Apocalipsis se le identifica como parte de una trinidad satánica —dragón, bestia y falso profeta— que seduce a los incautos:
“Y vi salir de la boca del dragón,
de la boca de la bestia y de la boca
del falso profeta, tres espíritus inmundos
como ranas; pues son espíritus de demonios
que hacen señales y convocan a los reyes
de la tierra para la batalla del gran día
del Dios Todopoderoso.”
(Apocalipsis 16:13-14).
No temas el surgimiento de un poder oscuro, pues ya opera desde hace siglos. La serpiente antigua, Satanás, manipula tras las sombras, tejiendo su red a través de incontables instrumentos de su voluntad. Guárdate, más bien, de caer en el sistema de maldad orquestado por el siseo venenoso de la serpiente y el canto inmundo de las ranas demoníacas. Hace casi dos mil años, el apóstol Pablo lanzó esta advertencia:
“El Espíritu dice claramente que en los
postreros tiempos algunos apostatarán
de la fe, seducidos por espíritus engañadores
y doctrinas de demonios.”
(1 Timoteo 4:1).
¿Qué doctrinas demoníacas proliferan hoy? ¿Cómo operan el dragón, la bestia y el falso profeta en su afán de engañar? Estas preguntas, cargadas de misterio, aguardan su respuesta en otro momento.
Todas las citas están tomadas de la Reina-Valera 1960.




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