EL COBARDE "PREFECTO": ¿TÍTERE O MUÑECO DE TRAPO?

En ciertas tradiciones religiosas, durante la Semana Santa, se consume en llamas un muñeco de trapo que encarna la figura de Poncio Pilato. Este acto ritual sirve como un recordatorio perenne de su cobardía, de cómo, teniendo en sus manos el poder de salvar a Jesús en aquel juicio infame, optó por el camino de la conveniencia y la preservación de su cargo de gobernador romano. Para Pilato, el favor de César eclipsaba cualquier valor que Jesús pudiera representar.

REFLECTIONS

A. Cortés

9/12/20242 min leer

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Pilato, el cobarde "prefecto" de Judea, dueño de un poder similar al de un pretor, tenía toda la autoridad en sus manos para salvar a Jesús. Pero su ambición de permanecer en el puesto de procurador de Judea, sumado al temor a los demoníacos fariseos, nublaron su juicio (Marcos 15:15). Así, Jesús fue enviado al Pretorio, un escenario de injusticia y triple afrenta:

  • Juicio oficial: Jesús, sometido no solo al Sanedrín, sino al poderío romano.

  • Condena inevitable: En ese lugar se decidía la vida y la muerte.

  • Humillación pública: Ante la soldadesca romana, una multitud sedienta de sangre, Jesús fue expuesto a la burla y el escarnio, lo desnudaron, le colocaron una corona de espinas... una escena verdaderamente macabra. Marcos describe la cantidad de soldados: “toda la compañía”. Esto debió ser entre 400 y 600 soldados, convocados para un solo propósito: hacer sufrir a mi Salvador.

El diablo, a través de Pilato, regodeándose, susurraba a Jesús: "Mírate, Rey de los judíos, Rey sin poder sometido por Roma. ¿Quién tiene el verdadero poder? Yo controlo la política, el ejército, incluso la religión. Tu propia gente clama por tu muerte. ¿Qué tienes tú? ¿Ni siquiera un lugar donde recostar la cabeza?".

El traslado al pretorio marca el inicio del calvario de Jesús, un torrente de abusos, burlas y torturas antes de la crucifixión.

La trágica realidad de la Pasión de Cristo, reside en que , a pesar de su divinidad y poder, se sometió a la voluntad Divina y terrenal. Pilato, símbolo de la autoridad terrenal, se convierte en un títere del miedo y la ambición, permitiendo que Jesús sea entregado a la endiablada multitud.

Una lección valiosa que nos deja este pasaje es hay fragilidad humana y hay facilidad de caer en la pasividad ante la injusticia humana en cualquier momento. Pilato, al lavarse las manos, se deslinda de la responsabilidad, pero su inacción lo convierte en cómplice del sufrimiento de Jesús.

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestro propio papel en la lucha contra el mal. ¿Somos como Pilato, permitiendo que la injusticia prevalezca por miedo o conveniencia? ¿O estamos dispuestos a enfrentar la adversidad y defender la verdad, incluso cuando implica sacrificio personal?

La Pasión de Cristo, aunque dolorosa, es también un mensaje de esperanza. A pesar de la injusticia, Jesús nunca perdió su dignidad ni su amor por la humanidad. Su sacrificio nos recuerda que incluso en los momentos más oscuros, la luz de la fe y la esperanza pueden prevalecer.

Amigo, hermana, el diablo no conoce la compasión. Recuerda: todo este sufrimiento de Cristo fue soportado por ti y por mí. Por amor “menospreció el oprobio y sufrió la cruz" (Hebreos 12:2). Si tienes un mal día, recuerda que Jesús ya pagó por todos ellos. Enfrenta tu realidad con valentía. Todo pasa.

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