PODER, VENGANZA, ¿EN DONDE QUEDÓ LA JUSTICIA?
"Y el rey se entristeció mucho; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla. Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan". Mc 6: 26, 27
REFLECTIONS
A. Cortés
9/2/20241 min leer
Herodes, gobernante abusivo, poderoso pero a la vez cobarde y temeroso, reconoce a Juan como profeta y ungido pero eso no lo detiene de encarcelarlo y en última instancia decapitarlo. Su palabra empeñada por el mero deseo de complacer a sus invitados y amante, junto con su impulsividad movido por la venganza de esta última, hicieron que la vida de un justo fuera insignificante; que la vida de un santo fuera poca cosa, como si de destruir a un fastidioso insecto se tratase.
Este texto habla del peligro del abuso del poder, la corrupción, juramentos pueriles y los compromisos con terceros pueden prevalecer más que una verdad enunciada, sin importar las consecuencias trágicas o devastadoras hacia una persona o los suyos.
Lastimosamente dentro de la religión, el entrelace de la política, el poder y la venganza ostentados por el “de arriba” o “los de arriba”, casi siempre (por no decir, siempre) prevalecen por sobre la razón que pueda tener un solo hombre, un simple, un don nadie, considerado así por estos. ‘“Mata en caliente” al incómodo y molestoso, y así deshazte de un problema’. Y así se hizo. Pero Juan ya ganó la corona. Con poco menos o más de un año de ministerio, a los ojos de Jesús, superó a los grandes profetas de más de “cuarenta años de experiencia”. Pero este es otro tema.
Solo la justicia divina es verdadera e imparcial. Bendiciones.