CUANDO EL CAOS TOCA TU PUERTA Y TU MUNDO INTERIOR SE DERRUMBA

"La fe no es la creencia de que Dios hará lo que tú quieres. Es la creencia de que Dios hará lo correcto." - Lucado

A. Cortés

6/29/20245 min leer

a boat in the water with a storm cloud in the background
a boat in the water with a storm cloud in the background

Las aguas violentas y turbulentas golpeaban con furia ese enorme navío haciendo que los animales bramaran angustiosamente. Él, su esposa y sus hijos, entrelazando sus manos, sintiéndose impotentes, imploraban al Todopoderoso, al mismo que había hecho de la puerta del arca un baluarte impenetrable, que protegiera sus almas de la cólera desatada en el exterior. ¿Cómo es que habían llegado a este punto de sus vidas?

Cuando todo pinta normal

Apenas unos meses atrás, la vida fluía con su ritmo cotidiano. Las calles resonaban con risas y conversaciones animadas, mientras las fiestas y borracheras se sucedían sin cesar. Los enamorados se unían en matrimonio, los mercaderes pregonaban sus mercancías y los vecinos discutían el estado del tiempo, ajenos a la catástrofe por venir. Las nuevas de tierras lejanas, susurradas por peregrinos en tabernas y plazas, avivaban el fuego de la duda: ¿Acaso el Creador, en su infinito poder, aún vigilaba a sus criaturas? ¿Había sido aquel bocado prohibido en el Edén, la semilla de la decadencia humana? Interrogantes que se perdían en el viento, pues para la mayoría, la vida, en ese entonces, seguía siendo un gran festín.

Señales de un salvavidas

De acuerdo con el relato sagrado, Noé fue el único que halló gracia ante Dios, y por esa gracia o favor divino manifestado a él, es que la Divinidad extendió su amor y misericordia a todo aquél que se arrepintiera y cambiara su modo de vivir. Entonces, aquella gran arca, cual titanic primigenio, se alzó como un refugio imponente en medio del inminente desastre. Todo aquel que cruzara su umbral encontraría salvación, un salvoconducto hacia un nuevo comienzo.

Claro está que al ascender a este majestuoso bote, cada peldaño subido se convertiría en un acto de fe y obediencia; la aceptación de la gracia divina; el comienzo hacia el cambio interior; es decir, el camino al arrepentimiento. Este llamado al cambio interior, según sugiere el relato sagrado, resonó en cada martillazo, en cada tablón ensamblado, durante décadas, quizá incluso un siglo, como un eco persistente de la misericordia divina.

Aunque el destino estaba escrito en el gran reloj divino, y Noé y su familia conocían la inminencia de este cataclismo, la cruda realidad superó con creces las imágenes que habían forjado en sus mentes, como si la ficción palideciera ante la desgarradora realidad. Todos esos años, habían sido de preparación mental, espiritual, social e incluso moral, pero esto; este cataclismo que estaba por desencadenarse ante sus ojos, trascendía cualquier orden conocido: Tras el triste crujido final de la puerta, sus vidas se sumieron en una angustia insospechada. Los siguientes siete días se volvieron indistinguibles, marcados solo por el hedor nauseabundo de las bestias y monstruos que compartían su encierro. El calor, un suplicio constante, exacerbaba la angustia de este confinamiento forzado.

La ficción supera a la realidad

A veces, la vida nos susurra advertencias que ignoramos, hasta que la tormenta nos golpea con una fuerza inimaginable, dándonos cuenta de nuestra vulnerabilidad y fatalidad. Otras, la vida nos azota con tormentas inesperadas, para las que no hay paraguas ni refugio: Estás en casa, arrullado por el murmullo de un partido de soccer, de pronto, un zarpazo helado desgarra la calma, tu mundo cambió; la noticia aciaga irrumpió como un trueno transformando el presente en un átomo: El hijo amado, víctima de un accidente inesperado; un diagnóstico médico, portador de un mal implacable; la tierra convulsionando en un terremoto devastador; el espectro de la guerra, extendiendo su sombra amenazante sobre tu existencia. En un abrir y cerrar de ojos, la vida se ha fracturado, dejando tras de sí un abismo de incertidumbre y dolor.

Apenas unos meses atrás mi vida cambió: Abandoné mi casa, mi labor, mis afectos, la comodidad de lo conocido. De la noche a la mañana, me encontré a la deriva, buscando cobijo y sustento en un mar desconocido. Mi vida, antaño una construcción sólida, se desmoronó como un castillo de arena ante la marea implacable del cambio. En un instante fugaz, la vida que creí inquebrantable, acabó. De estar en la cima, caí al abismo de la insignificancia; de benefactor venerado, a un paria perseguido.

Confianza en la Fuerza más allá de ti

En tiempos de tempestad, ¿qué brújula guía al alma hacia la paz? ¿Cuál fue el secreto de Noé, aquel hombre que desafió el diluvio? La respuesta, según el Génesis, yace en el recuerdo divino: "Y se acordó Dios de Noé". En medio del caos, Noé encontró refugio en la oración, una conexión que lo sostuvo en la adversidad. La clave, pues, reside en la confianza inquebrantable en un poder superior, en la búsqueda de este amparo cuando el mundo se desmorona a nuestro alrededor.

Además, el versículo veinte nos revela un acto de profunda gratitud: "Edificó un altar a Jehová". Noé, un hombre marcado por la adversidad, pero con un corazón agradecido. ¿Y cómo no estarlo? Había sido testigo de la destrucción, pero también de la salvación divina. Su fe inquebrantable lo había guiado a través de la tormenta. No es de extrañar que Pedro y Pablo lo llamaran "pregonero de justicia", aquel cuya fe "condenó al mundo” de su tiempo, un mundo que había perdido el rumbo.

Hoy te invito a vivir con fe, oración y gratitud; a vivir con alegría disfrutando esos pequeños instantes de vida que Dios nos regala. Si la tormenta arreciara y si las dudas te acecharen, busca refugio en la esperanza divina. Piensa que Dios te dará un mañana mejor, un horizonte despejado tras la tempestad. Persevera en la búsqueda de ese Poder Superior que trasciende tus fuerzas, y en la contemplación de tu ser finito frente a la vastedad del Dios Infinito hallarás la fortaleza para seguir adelante. No eres un subproducto al azar: ¡Eres hijo de Dios! No lo olvides nunca.

"Aquella gran arca, cual titanic primigenio, se alzó como un refugio imponente en medio del inminente desastre. Todo aquel que cruzara su umbral encontraría salvación, un salvoconducto hacia un nuevo comienzo"

a man in a suit and tie sitting in a muddy puddle
a man in a suit and tie sitting in a muddy puddle

En un instante fugaz, la vida que creí inquebrantable, acabó. De estar en la cima, caí al abismo de la insignificancia; de benefactor venerado, a un paria perseguido.

No eres un subproducto al azar: ¡Eres hijo de Dios! No lo olvides nunca.


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